martes, 26 de octubre de 2010

EL FEMINISMO Y LA TAUROMAQUIA



Hace como tres meses en Barcelona, se tomó la decisión en el gobierno, de poner un alto a las corridas de toros.

Podrás estar a favor o en contra de este tipo de entretenimiento. Desde mi punto de vista (que no pongo en discusión en este post), prefiero que muera un animal para alimentarme, a que muera para hacerme pasar una hora de entretenimiento viendo su agonía. Al final, sigue siendo muerte, pero ahí está el tema también de la eutanasia y otros rollos morales que no pretendo que protagonicen esto.

Aunque preferiría que la tauromaquia no se practicara, me gustaría más que la gente decidiera no asistir, a que alguien lo prohiba.

En el contexto de una sociedad, las prohibiciones siempre son el comienzo de algo malo. La opresión nunca ha sido el camino de una civilización madura y eficiente. Como mayor expresión de esto, está la edad media; época de estancamiento causado por el castigo al pensamiento distinto y por estar llena prohibiciones absurdas.

La censura nunca es buena. La autocensura si.

En medida de mis posibilidades, me gusta aportar un poco de humor a las conversaciones del día a día. Para no ofender en el intento, trato de hacer bromas de cosas inverosímiles, tanto así que nadie pueda sentirse aludido por tales. Molestaba a Andrés (el que ya se ha vuelto protagonista de mi blog) haciendo referencias negativas hacia la gente latina; cosa por demás tonta porque yo lo soy también, pero ese era el chiste.

Entre broma y broma (y a veces ni eran bromas, solo comentarios "copiados y pegados" de discovery chanel como datos culturales), me encontré de la manera mala, con un tema con censura: las mujeres. Al parecer puedo hacer chistes de lo que sea, pero no de mujeres porque entonces soy machista. No he investigado más al respecto, pero supongo que hubo un pasado feo que provocó este contraataque femenino; aunque lo chistoso es que también muchos hombres presentan este fenómeno.

Pasé un tiempo respetando la censura local, hasta que escuché varias bromas hechas por mujeres, donde resaltaban rasgos negativos de los hombres en contraste con la superioridad de las mujeres; como por ejemplo, nuestra incapacidad de hacer dos cosas a mismo tiempo.

Así que… ¿Se pueden hacer bromas contra los hombres, pero no contra las mujeres?

Hay una sociedad civil en la capital de México, que en el mismo tiempo de las decisión catalana, dio unos premios contra la discriminación, evidenciando a los que han caído en esta práctica. En ellos nominan a comunicadores que han sido despectivos contra indígenas, gays, mujeres y pobres. Sergio Zurita (en su programa de radio) dijo algo que yo mismo tenía dando vueltas por la cabeza: "Señores de estos premiso, acuérdense que la discriminación no solo va de arriba hacia abajo; también de abajo hacia arriba".

El feminismo no busca la superioridad femenina, busca la igualdad entre géneros. Igualdad significa que en la repartición de pan, a todos nos toca una pieza. Entonces ¿Porqué no hacer bromas a las mujeres si hago también de hombres? Si no incluyo a las mujeres en los chistes, entonces me pongo en una postura contra los hombres, porque los discrimino por su sexo.

Es gracioso que por definición, el feminismo significa igualdad y el machismo agresión al sexo opuesto. Entonces, si se censura los temas negativos contra la mujer, pues se convierte en una sociedad de mujeres "machistas".

Esto no se trata de justificar mis bromas hacia las mujeres, no se trata de criticar la sociedad española en la que me encuentro, no se trata de estar a favor de nadie; esto se trata de IGUALDAD; meta que se ha perdido y pervertido en medio de una lucha correcta y necesaria llamada Feminismo.

Alguien no está de acuerdo con los toros y los prohiben, alguien no está de acuerdo con los abortos y los prohiben, alguien no está de acuerdo con los juegos de video de violencia y los prohiben, alguien no está de acuerdo con las bromas hacia las mujeres y las prohiben, A este paso ¿Qué más se va a prohibir mañana?

¿Y si se deja la opción de elegir? ¿No se volvería más una democracia y menos una tiranía? ¿Y si se opta por la educación y en vez de por la censura?

Retomemos el sentido original de las cosas y seamos parte de la construcción de una sociedad sana.

martes, 19 de octubre de 2010

MADRID BOHEMIA



Gracias a una amiga mexicana que me preguntaba cosas, creo que ya logré entender cómo es Madrid desde las perceptiva de alguien de México.

Te explico:

Madrid disfruta de sus parques; la gente camina en ellos, se sienta en el césped a charlar, come algo, juega con los niños, pasea a los perros y toma el sol. Los domingos son el mejor momento para hacerlo.

Es una ciudad que disfruta de las tardes; las personas comparten largas charlas en ellas mientras beben algo para entretenerse, mas no para emborracharse.

Madrid camina mucho, si la gente pudiera caminar en vez de usar algún transporte público, lo preferiría hacer.

El sol es una bendición; sentarse en cualquier sitio a tomarlo siempre es agradable. Pareciera que recargan sus baterías al estilo superman.

Los centros comerciales son útiles, pero parece que implica ir con un objetivo, y caminar sin comprar o solo tomar un café, no parece ser opción. Siempre es mejor la naturaleza.

Para algunos, los fines de semana es una buena oportunidad para volver al pueblo de donde eres; ya que Madrid es solo un centro de estudios o de trabajo, pero tu casa está en tu pueblo, con tu gente.

Las personas mayores son directas y sin miramientos al momento de expresarse, imprudentes sería la definición que les dan muchos jóvenes. Los adultos mantienen esa firmeza, pero con un poco de humor de por medio. Finalmente los "chavales" son decididos al momento de plantear sus ideas, ya sea que tengan la razón o que no estén muy seguros de tenerla, fingen que si.

Seas americano o europeo, no pienses que estoy hablando mal de Madrid, al contrario; un pueblo con personalidad es un pueblo con tradición, y por lo tanto, con atractivo. En Mérida, estas conductas pueden parecer anticuadas o pueblerinas. Por su puesto que esas características tienen un transfondo específico; pero a simple vista, Madrid es un contraste raro entre una capital tan grande y unas prácticas tan bohemias.

Por eso me es difícil describir a Madrid, porque no es una sola cosa; es una mezcla de ciudad bulliciosa y costumbres arraigadas. Una amalgama que dota a esta ciudad de un sabor propio, a pesar de estar conformada por una población tan heterogénea.

Esa es mi perspectiva cultural. Si huebra vivido en otra ciudad, mi percepción sería distinta; y cambiaría de igual forma si mi edad o raza fueran diferentes. Pero como siempre he dicho, una forma de saber quien eres, es saber cómo te ven los demás (bueno, Freud lo dijo realmente). Pretendo mostrar a Madrid desde mis ojos haciendo referencia a mi subtítulo: "cada cabeza es un mundo, y éste es el mío".

martes, 12 de octubre de 2010

EL INGLÉS EN ESPAÑA


Permíteme ser drástico por un momento.

En Madrid hay dos tipos de personas: Los que hablan inglés y los que no. No hay punto medio.

Me imagino que las solicitudes de empleo, donde te piden poner el porcentaje de inglés que dominas, ya las cambiaron por: "si ó no".

Vale… exageré, pero es un hecho que se les dificulta la pronunciación a quienes han crecido aquí (comentario tomado de un par de maestras de inglés en un colegio español, me lavo las manos).

Muchas veces, el co-protagonista del blog (Andrés el venezolano) y yo nos ayudábamos en la comprensión del castellano español.

Habían términos que ya había escuchado y sabía lo que significaba y le ayudaba en la explicación, o viceversa. En una ocasión, hablando de música, un compañero dijo: "… a mi me gustó mucho el disco unplugged." Después de 3 segundos de silencio y de entrecerrar los ojos para concentrarnos en lo que acabábamos de escuchar; el compañero explicó: "ósea, desconectado, acústico". Y ya fue que comprendimos la palabra. Lo que pasó es que dijo "unplugged" tal cual lo lees. Esto es muy común en Madrid, pronunciar el inglés tal cual se escribe. Nuestro idioma autoriza esta pronunciación, pero tal parece que solo España usa este recurso.

Me dicen que es normal que yo pronuncie mejor el inglés (cosa que no hago, pero creo soy de los "menos peores") porque tengo de vecino de Estados Unidos. Argumento poco válido, porque a los españoles tampoco se les facilita hablar francés, aunque sean vecinos de Francia (El portugués no cuenta porque nos podemos entender entre nosotros).

Me parece buena idea la regla de "decirlo como se lee", facilita mucho las cosas; pero no deja de parecerme gracioso. El problema viene cuando aquí mismo se rompe la regla; entonces ya no sabes si pronunciarlo "bien" o "mal", y cuando está "bien" o "mal". Bueno, esto no me quita el sueño, pero si me lo he planteado.

En medio del silencio de un sermón en mi iglesia, mi risa cortada a la mitad se hizo notar porque escuché la palabra "iceberg" (como lo lees en español), desapruebo mi reacción, pero en mi defensa: me tomó por sorpresa la palabra. Hay cosas por costumbre que superan a la regla, puesto que, según varias definiciones en muchas páginas de internet, se puede usar la palabra "témpano" para referirse a la misma masa de hielo flotante procedente de un glacial. Un amigo me explicó que en España no llega los iceberg y por eso no hay una palabra en castellano para ella, así como sucede con "glacial" (misma palabra en inglés y español). Pero es curioso que si exista la palabra témpano a final de cuentas y que por convencionalidad no sea usada.

La riqueza de nuestro idioma es la manera en la que se ramifica y transforma. Somos la segunda lengua más hablada del mundo, así que es normal que hayan variantes. La riqueza a nivel personal, consiste en respetar cada variación y entender que en este tema, nadie tiene la última palabra.

martes, 5 de octubre de 2010

DESPUÉS DE LA PRIMERA VEZ, LA SEGUNDA ES MÁS FÁCIL














Dicen que, en algunos casos, la "primera vez" duele… yo no diría exactamente que es verdad; más bien, la primera vez es un poco estresante. Muchas cosas desconocidas, uno siempre novato; en fin… realmente da un poco de temor mezclado con emoción, algo así como hacer una travesura. Así fue la primera vez que estuve aquí.

Hace ya un año (el 30 de septiembre) estaba llegado a Madrid. Mentiría si te digo que parece que fue ayer, pero es verdad que fue hace unos pocos meses. No me he terminado de acostumbrar a las cosas de aquí, pero definitivamente lo estoy mucho mas que en un principio, y Loyda lo sabe (abusaba de mi nobleza =P )

Una cosa es ser turista y otra muy distinta vivir en un lugar nuevo. Cuando eres turista sabes que lo bueno o malo que te pase, será momentáneo. Sabes que tienes el derecho de no saber nada y de tomar fotos como idiota a todo lo que ves. Sabes que la gente te debe tener paciencia porque evidentemente no eres del lugar. Ni te pasa por la mente tu casa porque has ahorrado mucho para escaparte de ese sitio por un tiempo; lo que menos quieres es volver, ni física, ni mentalmente.

Pero cuando llegas a vivir, la cosa cambia.

La persona que me recibió en el aeropuerto me dio un rápido curso del uso del metro que duró 3 viajes. Me dio un rápido curso del uso de la casa que duró 15 minutos. Me dio un rápido recorrido por los lugares del barrio que podría necesitar que duró el tiempo que tardamos en cruzarlos mientras cargábamos las maletas para llegar a casa. Al día siguiente, se fue.

Así que desperté solo, en un país que no conocía, en una casa en la que había estado solo 3 horas concientes. Sin internet para comunicarme con alguien. Sin móvil, lo cual no importaba mucho porque tampoco conocía a alguien. Sin idea de nada de esta ciudad. Afortunadamente sé hablar español… eso pensé ingenuamente.

Al siguiente día empezaron mis clases, como no conocía los tiempos de transporte, ni dominaba las rutas del mismo, llegué tarde; me enviaron a un aula equivocada. Mal comienzo. Lo único que se me ocurrió fue adherirme a 2 chicos extranjeros también que al final de clases irían a caminar un poco por el centro. Era mi única oportunidad de conocer esta ciudad sin perderme y también conocer personas.

Las cosas iban mejorando.

En la tarde tenía que verme con una señora para ver si me gustaba el departamento que ella rentaba y vivir allí. Llegué 15 minutos tarde por novato y ella ya no estaba. Me lancé a la aventura estúpida de buscar la casa, me perdí 1 hora. Intenté usar un teléfono público y me tragó 2 euros. Frustrado, muerto del cansancio por caminar todo el día, también del vuelo del día anterior, de la diferencia de altura y tal vez del jetlag; volví a "casa".

Los siguientes 2 días no hubo cases, el tercero era sábado. Por las tardes iba a una calle cercana a usar una señal de internet que, con la ayuda de mi iphone, encontré que estaba abierta. Permanecía ahí sentado hasta que se me acababa la batería del mismo. Luego descubrí que en el MacDonald de un centro comercial cercano (la vaguada) podía usar media hora del internet si consumía. Cenaría muchas noches ahí en el futuro.

Para el viernes ya estaba hasta el cuello con la nostalgia y la sensación de estar en un desierto. Pensar en vivir así un año me quebró, quise volver a casa por lo menos en navidad.

Hice "malabares" para poder tener wifi en casa y poder conectarme, a las 2 semanas lo logré. Ahora ya tenía una ventana constante al mundo. Aunque para esto, ya había hecho amistades en la escuela. Ir el sábado a la iglesia también fue un oasis; social y espiritualmente siempre lo es.

Las cosas mejoraban de nuevo. Incluso volví a mis entrenamientos para competir en las carreras de 10 kilómetros que hubieran aquí. Aunque lo dejaría en noviembre por el frío.

Ayer comenzó un nuevo curso escolar, el segundo año. Conocer nuevos compañeros y algunos nuevos maestros. Si mi vida fuera una serie de televisión, esto se titularía "Madrid, segunda temporada". Aunque sigo sin cantar victoria porque mañana tengo una cita para tramitar la renovación de mi visa de estudiante. Digamos que esto sería el programa piloto de mi segunda temporada.

Pensar en otro año sin ver a mi gente, comer mi comida, celebrar mis fiestas, conducir mi coche y ver a mi gato; vuelve a ser complicado. Uno se hace a la idea de aguantar un año y ya; y ahora, hay que volver a sacar la cabeza del agua, respirar profundo, y sumergirse de nuevo en este otro reto. ¡No me quejo! Estoy aquí por gusto y por convicción; pero no deja de ser un asunto difícil de afrontar. Pero visto desde otro lado, ya nada me tomará por sorpresa; después de todo, esta ya no es mi primera vez.