martes, 29 de marzo de 2011

MONTERA, LA CALLE DEL AMOR

La foto no es muy representativa,
esa parece cualquier calle de cualquier lugar de américa.


Un turista que ha llegado a Sol (el centro de Madrid), puede conocer todo lo representativo de la ciudad sin usar autobús o metro; esto es excelente para los visitantes.

No solo puedes conocer la vida madrileña, sus parques, arquitectura, gastronomía, comercios y museos; también puedes ver prostitutas en una de las calles que nacen de Sol.

No pienses con esto que Madrid tiene un ambiente peligroso o marginal en el mero centro; por el contrario, la calle Montera aloja a las prostitutas y a la estación de policía a menos de 50 metros, así que es un lugar seguro y pintoresco.

Para ser honesto, es una buena estrategia; con tantos hoteles, moteles y hostales en la zona, resulta una idea obvia. Incluso en la misma calle hay una sex shop muy bien abastecida (me cuentan).

Desconozco la calidad del servicio, pero se ofrece un menú internacional muy amplio y una disposición de horario amplia.

Por esto y muchas cosas más, Madrid es un destino turístico muy recomendado al venir a Europa.

martes, 22 de marzo de 2011

LA PESETA INOLVIDABLE


Me parece curioso que a poco más de 10 años, no solo los viejitos, (que sería lo lógico) sino que los jóvenes también sigan recordando las pesetas y que hagan conversiones para darse una idea de las variaciones de precios desde esos tiempos hasta hoy.

En México, a principios de los noventas, hicimos un cambio de moneda que consistió en perder tres ceros. Lo que antes eran mil pesos, ahora es uno; así que soy consciente de lo complicado que es acostumbrarse a otra moneda. Recuerdo que no tardamos más o menos un año en adoptar esta nueva nomenclatura, incluso nos reíamos de quienes se seguían confundiendo con este tema. Claro, durante muchos meses ambas monedas circulaban al mismo tiempo.

No es que en Madrid día a día se hable de pesetas y euros al mismo tiempo, pero lo escucho al menos una vez al mes. Incluso hay un supermercado (mercadona) que señalan el precio de un producto en euros y en pequeño, también en pesetas; los viejitos deben estar eufóricos al comprar ahí.

10 años son muchos.

Durante los veranos del año 2001 al 2007, varios grupos de jóvenes de mi iglesia viajábamos y nos establecíamos 9 días en pequeños poblados rurales de Yucatán. Trabajábamos a favor de la iglesia Adventista local y prestábamos servicios a la comunidad de aquellos pueblos. Durante un par de años me tocó ayudar en Uayalké (no se escribe así… pero así suena). Este pueblo tenía dos iglesias adventistas, lo cual era curioso en una comunidad de no más de 1,500 habitantes (y soy generoso). Una hacienda en desuso dividía a la mitad el pueblo y separaba a las iglesias. Dado que habían 2 iglesias, habíamos 2 grupos de jóvenes; los cuales nos ayudábamos mutuamente durante las noches de culto en la iglesia; era extraño, porque citábamos a los feligreses a la misma hora, pero nosotros podíamos cumplir con ambas citas "al mismo tiempo".

La hacienda era una especie de "portal del tiempo", cruzabas por un túnel de 5 metros le longitud y regresabas 1 hora al pasado. Así me gustaba pensar que funcionaba; lo cierto es que no había nada místico en ese túnel. Sino que de un lado del pueblo habían decidido usar eternamente el horario de verano y en el otro, el horario de invierno. Cuando hablaban con alguien (como nosotros) que no sabíamos esta convención, siempre hacían la pregunta: "¿Hora nueva u hora vieja?". Ni intentamos explicarles o cambiar sus costumbres… era caso perdido.

Hay un chistoso paralelismo entre estas dos situaciones. La resistencia al cambio es algo natural en mamíferos, dicen estudios publicados este mes en una revista científica de altos vuelos pero que no recuerdo su nombre. El estudio señala que los gatos experimentan vómitos y conductas agresivas cuando su entorno es inestable y cambiante. Si los gatos sufren así, ¿Cuánto más los humanos que tenemos más conciencia sobre nosotros mismos?

De todas formas, comparar el poder adquisitivo entre el peseta y el euro está fuera de lugar por la distancia temporal. Incluso mi misma moneda, el peso; ha sufrido cambios en su poder adquisitivo. Comprar unas patatas fritas costaba menos hace 10 años de lo que cuesta ahora; pero también ganamos más, así que todo es relativo.

En mercodona escuché a una viejita preguntarle a una empleada del lugar cuánto costaba una bebida, cuando la chica le dijo el precio, la anciana preguntó: "¿Y en pesetas?"; a lo que la empleada tuvo que sacar su calculadora y hacer la conversión. Me pregunto: ¿Cómo saben, después de 10 años, cómo valorar la peseta? Si el peso mexicano cambia de valor todos los días respecto al euro, ¿Cómo lo convierten a una moneda con una década de no existir? Y más importante ¿Para qué saber cuántas pesetas vale, si se paga con euros?

Para terminar, he aquí una exhortación y un adiós:

En nuestro corazón siempre vivirá la peseta, ha sido parte de nosotros, y nosotros de ella. Pero todo tiene su fin. Sus años de existir fueron maravillosos y llenos de gozo, tuvo una buena vida y también una buena muerte, como los justos. Ahora, dejémosla ir y descansar en paz; con la certeza que desde lo alto nos ve y nos protege. La peseta no ha desaparecido, vive en nuestros corazones, pero es hora de ver hacia adelante, seguir caminando y recibir con valor lo que ha de venir; ella hubiera querido que así hagamos. Así que con este sentido adiós, sonriamos a lo que es hoy, sonriamos a ese pequeño euro de nuestros bolsillos y acojámoslo como la herencia y la metamorfosis de vuestra amada peseta.

Amen.


Gracias Keyla por la ortografía.
Feliz cumpleaños Mikelo. A ver si este si lo lees.

martes, 15 de marzo de 2011

SIMILITUDES, HERENCIAS E INTERCAMBIO



Me sorprende que México y España hagan el mismo chiste al saberse los primeros de algún ranking de cosas malas; en México de gordura y corrupción y en España en retraso educativo comparado con el resto de la Unión Europea (según las noticias). Ambos celebran, en tono sarcástico, ser los primeros en algo; aunque sea en algo malo. Reir de si mismo es algo muy sano, al menos hace el trago amargo más llevadero.

He llegado a descubrir que mexicanos y españoles tenemos más en común de lo que pensamos; bueno, después de todo, tenemos un considerable porcentaje de sangre española, la herencia genética va más allá del lenguaje y los apellidos.

Es tanto el parecido que ambos evitamos a muerte el doblaje de películas en el acento del otro. ¿Ven? no somos tan distintos. Aunque ya he tratado este tema en un par de publicaciones anteriores.

Nos parecemos en muchas comidas, postres y costumbres que son tan antiguas que los mexicanos pensamos que son nuestras y resulta que son heredadas.

Hemos intercambiado palabras que se integran al lenguaje diario, aunque algunas se cambian en el camino tal "teléfono descompuesto"; por ejemplo "cacahuate", aquí le llaman "cacahuete".

Las herencias genéticas no solo se reflejan en el aspecto de algunos de mis paisanos, también en el carácter. La familia Sors (amigos muy cercanos) son de abuelos catalanes; al conocer mucha gente de esa zona, puedo relacionar patrones de comportamiento entre ellos.

No sé de otras partes de México, pero al menos en Mérida, los churros son tan famosos como en Madrid; y son idénticos, solo que nosotros no los acompañamos con el tipo de chocolate tradicional de aquí.

Mientras conozco más de la geografía española, más relaciono los nombres de las ciudades que tenemos en común. Aunque la importancia de las ciudades homónimas no corresponden entre sí.

Las circunstancias y eventos históricos de otros países americanos no lo sé (y puedo meter la pata); pero al pensar en lo que he escrito, me hace mucho sentido que México fuera nombrado "Nueva España" al consolidarse la conquista. Este blog lo leen personas de otros países de América, así que estaría bien que comentaran coincidencias y herencias entre España y su país.

No sé que opinas; pero todas estas cosas en común me hacen pensar que, antes de centrarnos en las diferencias y señalarlas con recelo, hay más argumentos para tener un espíritu de hermandad.


Gracias por la corrección Keyla.

lunes, 7 de marzo de 2011

NOBLEZA ÁSPERA


La publicación de esta semana será la cúspide de mi buen rollo, para luego volver a caer en la "amarguéz"; ni modo, tengo que nivelar las fuerzas para que el universo siga en equilibrio y los chacras alineados.

De las primeras cosas que un extranjero nota al llegar a Madrid es que la gente (adultos en absoluta mayoría y los prestadores de servicios) son muy toscos ("brutos" para España) en el trato. Entre jóvenes, las discusiones y debates acalorados casi por diversión son generalizados y los viejitos son abusivos (ya te he contado de esto).

Luego te das cuenta que todas esas actitudes no provienen de personas malas o pleitistas o amargadas; sino que es parte de la cultura y forma de ser del Madrileño. No hay dolo casi en ningún caso (con los viejitos sí), solo costumbre y herencia.

Cuando conocí más a fondo a los locales, me sorprendió que ante esa fachada áspera y actitudes un poco impulsivas a la hora de opinar; por dentro hay personas nobles. Mis compañeros de clase y de iglesia han sido muy incluyentes y atentos.

En Mérida (y me atrevo a generalizar a todo México), somos gente llevadera, de risa fácil, de humor involuntario en muchas ocasiones, bohemia a la hora del cortejo y respetuosa con los mayores, profesores, compañeros y autoridades. Pero a pesar de que tenemos esos puntos buenos, la hipocresía, el chisme, envidias, y el querer subir pisando al de a lado se da mucho.

Siempre prefiero la transparencia antes que la falsa sonrisa. Prefiero que los camareros o los taquilleros de Madrid me traten horrible (como suelen tratar a todo el mundo) a que mis compañeros me saluden alegremente en la mañana y me estén clavando un puñal en cuando les doy la espalda.

Este es otro aspecto en el que quisiera fusionar ambas ciudades, y así tener la seguridad de saber dónde quisiera vivir.


Keyla, gracias por las revisión.
Mikelo, gracias por nada =P