martes, 30 de noviembre de 2010

EL FEMINISMO 2


Prometo después de esta publicación, volveré al estilo que encuentras más divertido y ameno, pero quiero contarte esto.

Hace como cinco post publiqué una entrada que tenía que ver con el feminismo y la censura. La verdad es que lo redacté hace como cuatro meses, y es algo que traía madurando desde el primer mes que puse un pie en España.

Un hecho es que los hombres somos tontos, unos más que otros (empezando por el que escribe), bueno, también hay unos pocos que no lo son; digamos que solemos ser hábiles en unas cosas y muy torpes en otras. Las mujeres tienen muchas virtudes que las caracterizan, entre ellas se encuentra su capacidad de pensar claro. Por eso son tan buenas escuchando y buenas consejeras. Siempre encuentran las cosas que perdiste, también en general son muy organizadas y previsoras; si no me crees, piensa en tu mamá y verás que tengo razón en la mayoría de las características.

Pero una vez más, Madrid rompe mis esquemas. Una vez más encuentro una feroz batalla femenina por demostrar a toda costa que ellas están por arriba de los hombres; de forma agresiva o pasiva, y de forma consciente o no. Lo gracioso es que a los hombres no les importa. He escuchado decenas de buenas ideas de un hombre (y no me hago alusión) ahogadas por el impulso irracional femenino de tener la última palabra; acto seguido, el hombre se encoge de hombros, mira a un lado y sonríe.

Sin embargo, a nadie le molesta; se acepta como un hecho universal, siempre y cuando la actitud no vaya de los hombres a las mujeres, entonces es machismo. A estas alturas del post y de mi blog en general, quiero aclararte que hay cosas de Madrid que describo a nivel información (como esta); y otras (como el post anterior del servicio a cliente) que critico, desapruebo y me lanzo a la yugular del asunto.

Si eres español espero que encuentres curioso ver tu universo desde el punto de vista de alguien que no está inmerso en él, y como persona de cualquier otro país, que conozcas aspecto puntuales de esta ciudad.

Dicho esto, continúo. Una persona líder es admirable, sea hombre o mujer; pero una persona imperativa es molesta, no importando su género. Actitudes como el interrumpir cuando otra persona habla, el alzar la voz para sobresalir en la discusión, descalificar una idea solo porque es distinta a la tuya sin dedicarle 2 segundos de razonar si tiene sentido o no, tratar como imbécil a alguien (insisto, pasiva o agresivamente da igual) muestran, entre otras cosas, la necesidad de esconder un temor a la inferioridad impuesta por si misma o por alguien más.

De entrada, si pienso en quien me ha hecho más atropellos en la vida; las mujeres ganan por mucho.

La tosquedad e inseguridad es más característica de los hombres; así que chicas (y aquí meto mi cuchara), dejad las actitudes negativas, descritas dos párrafos arriba, para nosotros. Permitid que nosotros, que no podemos hacer dos cosas al mismo tiempo, ostentemos patéticamente nuestra bandera de "macho alfa". Vosotras, como un género más sensible, paciente y civilizado, no os rebajéis a nuestras costumbres bárbaras y neandertales.

Veo que los hombres en Madrid respetan mucho a las mujeres y las tratan con dignidad; aunque muchas veces algunas de ellas no se lo merezcan. Señoritas, la caballerosidad y el respeto también se gana; no es innata, ni obligatoria en los chicos. Pero en lo que el feminismo sigue arrasando con ferocidad, disfruten y siéntanse afortunadas de tener amigos, novios y compañeros así; que no es algo que ocurra en todos los países.

martes, 23 de noviembre de 2010

SERVICIO AL CLIENTE A LA MADRILEÑA - PARTE 2


En la semana donde te conté sobre la prosti-niña de buen corazón, dio la casualidad que me la encontré otra vez en el mismo sitio. La semana pasada, te conté sobre el mal servicio al cliente que existe en Madrid; pues el sábado en la noche tuve el colmo de las experiencias de ese mismo tema, la cual te contaré para que veas hasta donde se puede llegar en este asunto.

Por despistados no nos dimos cuenta que si veíamos una película a las 11 pm, no nos daría tiempo para llegar a casa en el metro (porque cierra a la 1:30 a.m.); bueno, si nos dimos cuenta, pero ya con las entradas en la mano.

Dany, con incitativa como siempre, fue a tramitar el cambio de horario; yo no hice nada, pero quería ver el show, tal vez pase algo interesante para mi blog. Y sí, aquí está.

En todo el mundo, administrativamente es complicado hacer una cancelación o un cambio de horarios para las entradas del cine; cosa que como cliente no me importa: "Yo pago, yo mando"… excepto en Madrid. Es como ir a un restaurante y pedir platillos fáciles de cocinar por consideración al chef, "para que no trabaje tanto" ¿Soy solo yo, o es estúpida esta idea desde cualquier ángulo en el que la mires?

La que vendía las entradas no quería hacer el cambio de horarios. Sus motivos:

1.- NO SE PUEDE

Dany: ¿Dónde dice que no?

Brillante; agresivo, pero brillante.

2.- Bueno… ES QUE ES UN LÍO HACER EL CAMBIO

Dany: Entonces si se puede

¡Jake mate!

3.- SI, PERO DEBES TENER RAZONES QUE YOOO CONSIDERE VÁLIDAS

Dany: Es que no pensamos a tiempo los horarios por tomar la decisión rápido. Y no queremos que no cierren el metro.

Ahora se supone que ella era juez suprema. Y nos dijo: "Es que tus razones no me parecen válidas". Lamentablemente, esto era algo así como pelearte con el camarero (mesero) del restaurante antes de que te traiga la comida; uno se arriesga a tener represalias provenientes de sus glándulas salivales en tu comida o bebida. Consejo de mi ex que trabajó en muchos restaurantes: "Si vas a discutir con el camarero, que sea después de que te sirva todo."

Así que hasta cierto punto estábamos a merced de esta loca detrás de ventanilla. Dany tenía que tener un equilibrio entre firmeza y amabilidad. La firmeza suficiente para no ceder y la amabilidad necesaria para que no causar tal odio que nos niegue todo.

4.- PUES ESTAS COSAS SE PIENSAN CON TIEMPO, SABÍAN QUE VERÍAN UNA PELÍCULA, NO ES TAN COMPLICADO VER EL HORARIO.

Dany: Pero no lo hicimos. Si quieres llama tu jefe o dame una hoja de reclamación.

He viajado miles de kilómetros y cruzado un océano, como para tener a mi mamá (y menor que yo) de vuelta que me regañe. Esto ya era surrealista.

5.- ¡SI CLARO! USTEDES QUIEREN ARREGLAR TODO CON HOJAS DE RECLAMACIONES.

A estas alturas ya todo era una parodia de este mismo post. Una empleada diciéndole al cliente que usar las hojas de reclamaciones era una opción ruin. Tan solo eso merecía pedir 2 hojas más.


Pues siguió regañándonos y diciendo que somos unos descuidados, que eso no se hace, que es un gran lío y cada vez que Dany quería argumentar, ella le decía: "me permites hablar", con una autoridad tal, que muchos militares de alto rango verían en esta mujercita una potencial heredera de su trabajo. Si un Coreano, japonés o estadounidense (o cualquiera de otro país con un nivel decente de concepto de servicio al cliente, México incluido por su puesto) tuviera que pasar por esto, le da un ataque cardiaco o un coágulo en el cerebro… bueno… en México tal vez empezarían los insultos y entonces si llegaría el gerente.

Por mucho menos he hablado un par de veces con el jefe del empleado que me ha tratado de manera grosera (Y a uno nunca más lo volví a ver en Costco, me sentí un poco mal debo admitir). Claro… en México, aquí no creo tener el mismo peso.

Al final dio unos 3 clicks con el mouse, imprimió unos nuevos pases y le entregamos los nuestros.

Cuando me encuentro en Madrid a un empleado que comprende la máxima: "El cliente siempre tiene la razón", lo pareció mucho más que antes.

Inyectar un buen servicio al cliente en los negocios parece una tarea imposible. Pero podemos empujar a los directivos para que se preocupen más por este tema. Usen las hojas de reclamación que por ley son obligatorias en Madrid; pero sobre todo no vuelvan a los sitios donde los trataron mal y difundan la fama del mal servicio o sabor o productos; esa será la "hoja de reclamación" más efectiva que pueden llenar. Claro, si la empresa hace algo para redimir su error; la cosa cambia.

En Mérida tenemos esta costumbre, recomendaciones virales. No son de lo más honestas u objetivas algunas veces, pero así los negocios se esfuerzan por dar la mejor impresión todo el tiempo y a cada cliente, porque saben las consecuencias. La empresa de mi familia le debe mucho porcentaje de sus ventas a la buena recomendación de calidad y servicio.

Madrileños y españoles en general, ¡No se dejen!

martes, 16 de noviembre de 2010

SERVICIO AL CLIENTE A LA MADRILEÑA



Hago un paréntesis en mi declaración pública de lo fan que soy del metro, para que todos descansemos un poco.

Así que comienzo con el post de esta semana:

Lo general es que, a los ojos de gente de América (Insisto en mi campaña personal contra esta palabra. Americanos somos los que nacimos en ese continente, no solo los estadounidenses. Así como los de España, Francia, Rumanía, etc., son europeos, nosotros somos americanos.), nos parece que los españoles tienen una manera de ser un tanto rugosa. Ciertamente hay gente de todo tipo, como en cualquier lugar; pero si no estás acostumbrado, el trato lo sientes descortés.

En la fiesta de fin del año escolar, un par de amigos compartían su experiencia al estar en Japón. Contaba del excesivo servicio al cliente que tienen ahí. Hasta la fecha, el contraste que conozco más grande en ese aspecto es España y Japón, y todos los que hemos tenido la experiencia coincidimos aquella noche.

Mis amigos se admiraban de como al entrar a una tienda en Japón, los empleados los trataban como de la realeza. El protocolo al comprar, al pagar, al recibir el cambio, al entregarte el producto (muchas veces envuelto de una manera tan especial que no quieres ni romperlo), y finalmente, al despedirse de ti con su tradicional flexión repetida del cuerpo hasta que te perdías de su vista; hace una experiencia muy rara… bonita… pero rara. Llevan la compra-venta a un nivel de ritual religioso.

Cuando me contaban esto, y lo corroboraba con mi experiencia, entendí lo impactante que debe ser el choque de estas dos culturas. Japón es el némesis del servicio al cliente de España.

Hace poco más de 1 mes abrieron en Madrid una Apple retail store (tienda oficial de Apple, para no hacerlo complicado). Para los que somos geeks, es como si en nuestro pueblo se construyera una catedral para sustituir una pequeña capilla.

La experiencia de visitarla, de comprar y de aprovechar todos los servicios de asesoramiento, de instrucción, de orientación, de asistencia técnica ilimitada; realmente hacen que adores la marca. Realmente te transmiten el sentimiento de calidez y respaldo.

Con decirte que al salir, una empleada se despidió de nosotros "de corazón"; no fue un simple "taluego" (traducción: hasta luego). Tanto así que la amiga con quien iba y yo tardamos 2 segundos en comprender el gesto; porque aquí no es común. Vaya… en todos lados se despiden de ti, pero para el recién llegado o turista, parece que lo hicieran de mala gana; aunque no es así.

Y no es que los Madrileños se quejen del servicio, realmente así son las cosas. ¡Eso sí! Si quieres devolver algo en alguna tienda (con algo de prestigio) ni te preguntan el porqué, solo te hacen el reembolso o el cambio de producto. Es sorprendente.

martes, 9 de noviembre de 2010

FAN DEL METRO 2



El post de esta semana le da continuidad a la temática anterior donde te cuento historias que me hacen ser fan del metro. Recuerda que lo he dividido en historias de día e historias de noche, ya que la personalidad del metro cambia por completo.


CAPÍTULO 1 - EL DÍA


ZEBRA, MIRADA Y BONDAD

Siempre he declarado mi admiración por las españolas. No son simplemente lindas, además, visten muy bien y una cosa lleva a la otra. Aunque el post no habla necesariamente de lo segundo.

Un sábado de tarde, entró un grupo de adolescentes al vagón donde yo viajaba. En el grupo había una chica de 15 años, con una camiseta de tirantes; un peinado a lo "shakira"; y un short que me parece que usaba cuando tenía 10 años porque no lo podía cerrar y estaba muy por de bajo de donde debería ir, dejando ver su ropa interior de zebra (esas si donde deberían ir).

Mira que no soy conservador y que disfruto mucho la estética femenina; pero incluso yo tengo una barrera del pudor. Esta chica tampoco actuaba muy recatadamente. Aunque no fuera vestida así, su mismo comportamiento y la manera en la que interactuaba con sus amigos habrían generado el mismo calificativo en mi mente.

Una de las frases que he acuñado en mi experiencia en España es: "aquí nada es lo que parece".

Prejuzgar fue muy sencillo, pero se desarman mis pensamientos al ver como deja de jugar con los otros del grupo y busca con prisa unas monedas para dárselas a un señor enfermo que pedía limosna en el mismo vagón. No encuentra rápidamente el dinero y le pide a sus amigos que le den algo si lo tienen a la mano. No solo eso, el enfermo pasa de ella; seguro que jamás pensó que esta chica le pudiera dar algo. Resulta que, una vez encontrado el dinero, recorre medio vagón para darle las monedas y luego vuelve con sus amigos.

Ahora ya no sabía porque la estaba mirando.


Meses después, en mi regreso rutinario de la escuela a la casa, bajaba las escaleras eléctricas del metro de plaza de castilla mientras una chica subía por las escaleras contrarias. Me llamó la atención por la falda tan corta… si… eso me llama la atención. Era una estudiante de bachillerato con uniforme, lo cual me dio una punzada en la conciencia. Tenía un exceso de rímel y el peinado bastante llamativo. El motivo de mirarla era cada vez más por la sensación de conocerla y cada vez menos por la falda. Como bueno hombre tonto, no disimulé y me vio mirándola causándome un momento embarazoso, que lo fue menos cuando me sonrió. Ahora estaba más intrigado pensado: "¿Realmente la conozco?".

Las escaleras eran largas, pero ya habían acabado y toda vía no resolvía el misterio, así que para ayudar a mi memoria (y un poco por placer personal) giré la cabeza hacia atrás para verla de nuevo… me pilló otra vez; pero después de la primera sonrisa, ya no me importaba mucho. 6 pasos más tarde la recordé: "¡Era la chica de las bragas de zebra!"

Su actitud bondadosa e inesperada del pasado me impactó, pero el estampado de zebra tenía lo suyo.

martes, 2 de noviembre de 2010

FAN DEL METRO



Oficialmente me declaro fan del metro de Madrid. No sé si me gusta por ser el transporte más eficiente de la ciudad (coches incluidos) o porque, de no existir, la vida aquí sería lenta, tediosa, y no tan pintoresca.

Una diferencia curiosa entre Mérida y Madrid es que en la segunda muchos, pero muchos; tenemos un sitio común antes del destino: El metro. Inevitablemente uno ve y escucha de todo. Extrañaré este escaparate cuando regrese a Mérida.

Voy a dividir este post en 2: El metro de día y el metro de noche. El mismo sito da un salto cuántico en toda su naturaleza, y sobre todo el fin de semana.


CAPÍTULO 1 - EL DÍA

Como te he dicho, en el metro uno encuentra de todo, aquí algunos ejemplos, anécdotas e historias en los vagones durante el día:


REGAÑO PÚBLICO

Unas amigas de República dominicana nos contaban que si el metro estuviera en su país, no se presentaría el fenómeno del la actitud de biblioteca en los vagones (incluyendo la idea de ser el mejor lugar para leer). Los dominicanos hablan en el autobús con quien sea, lo conozcan o no. Tal cual lo narran, parece que ir en transporte público implica entrar a una reunión familiar con las clásicas tías que te invitan a no ser tímido y sentirte en confianza, que te sirven un plato de comida sin preguntar y te la ponen en la mano no sin antes pedirle a los otros invitados que se aprieten hasta la incomodidad para dejarte espacio en la mesa.

Y es verdad lo que cuentan. Los sábado en la noche, en un par de estaciones específicas, está lleno de chicos dominicanos que nos dan una visita virtual al ambiente que nos describían mis amigas. Tanto así, que hasta ellas ya se ríen de ese fenómeno.

Bueno, el caso es que un señor rompía el silencio del vagón con una conversación por móvil. Era de República Dominicana. Lo intuí no tanto por su aspecto o su acento, sino por la palabra "motor". Ellos le dicen motor a las motocicletas. Creo que hablaba con su hijo, porque nadie más aceptaría ser regañado de esa manera.

El tema inicial era la motocicleta; "que si la prestaste pero se descompuso… que si la reparación será costosa… que no se la vuelvas a prestar… que yo no se la presté, él la usó sin permiso de nadie…" cosas así.

Una nota más para el marco teórico: Los dominicanos hablan con voz muy alta. Todos. Los serios también. En serio.

El regaño iba bien, seguía una secuencia de pasos lógicos: saber que pasó, saber quienes se involucraron, descubrir a los culpables, encontrar una solución y planear la estrategia de prevención para evitar futuros problemas.

Ya iban en el punto final de los pasos, cuando al hijo se le ocurre dejarse llevar por la cultura local y decir las palabras que seguro maldeciría los siguientes 10 o 15 minutos: "bajar abajo". El problema no es que en España se tengan errores gramaticales, todo el mundo hispanohablante lo tiene, el problema es que algunos piensen arrogantemente que no, pero en fin, ese es otro tema.

El "Bajar abajo" despertó la ira del padre. "Pues ni modos que se baje arriba, no se puede" dijo, "¿Que en la escuela no te enseñaron eso?", "Ese error se llama …(y mencionó una palabra que creo que también estaba mal dicha, pero no la recuerdo)…", "Es como decir entrar adentro, está mal", "Yo aprendí eso en la primaria" y siguió repitiendo más o menos esas mismas cosas una y otra vez. Por cierto, el error ser llama pleonasmo.

Empezó a reprenderlo desde antes de salir de vagón, y no sé cuando terminó, porque después de pasar 2 escaleras eléctricas, caminar unos 100 metros en los pasillos del metros, solo pude ver como su figura y su voz se alejaba por otro pasillo; pero seguro que siguió un rato más. Estuve tentado a seguirlo para escuchar el desenlace; no porque sea un chismoso (cotilla para España); sino que me tomo muy en serio los reportes en mi blog ( si claro… =P ).


Continuaré este capítulo la próxima semana. Pero seguro que (si eres de Madrid) también tienes historias muy buenas que contar, estaría genial que lo hicieras en la sección de comentarios, o que me las envíes para que las cuente en el próximo post. Incluso si hay 2 o 3 anégdotas más, me gustaría publicarlas el jueves de manera especial.

¡Venga! No seas egoísta con tus historias.