jueves, 3 de enero de 2013

NOSTALGIA POR LA ADOLESCENCIA




Cuando la adolescencia se empieza a ver muy lejana, no significa tanto que has vivido muchos años, sino que las cosas han cambiado. 

No es que tengas un poco más amplia la frente o empieces a tener arrugas, es que ya no haces las cosas que hacías antes, porque si tuvieras los mismos amigos, hicieras más o menos las mismas cosas, si fueras a los mismos lugares, poco extrañarías esos años. La edad se trata menos de envejecimiento y más de cambio de actividades. 

Cuando te aproximas al cambio del primer dígito de tu edad, es una oportunidad para mirar atrás y ver cuánto has crecido en una década; así como este inicio de año invita a reflexionar sobre el año finalizado. 

Ya sea que tengas 19 y estés a punto de cumplir 20, o tengas 29 y estés apunto de cumplir 30, o tengas 39 y estés a punto de cumplir 40, o tengas... ; ) ya entendiste... Puedes mirara una década atrás y asombrarte del cambio que ha dado tu vida. 

En mi caso, tengo la mayoría de amigos en mi misma ciudad, pero han perdido el interés en reunirse y charlar como en los viejos tiempos. No puedo culparlos del todo, con un matrimonio e hijos que atender suele ser más complicado; pero siempre debe haber tiempo para los amigos. Debo entender que es más un asunto de interés. Pero están en mi ciudad, y verlos me da gusto toda vía. Hay un par de ellos que crecimos juntos y que llegamos a conocernos muy bien y con los que vivimos muchas aventuras: Rigel y César.

El grado máximo de conocernos fue el siguiente: 

Estábamos los 3 caminando en un centro comercial y Rigel vio un cartel de un deporte que él practicaba. Como el evento que se anunciaba en el cartel ya había pasado, nos dijo que le preguntaría a la que atendía la tienda que exponía el cartel si podía despegarlo  y quedarse con él. César y yo le dijimos que lo esperaríamos sentados más adelante. 

Así que encontramos una banca y no sentamos; después de unos segundos de silencio, César me dijo:
- ¿Cuánto apuestas a que Rigel rompe el cartel al querer despegarlo? 

- Jeje sí, aunque puede que le ayude la muchacha, así no lo romperá. - Le respondí.


- Cuando llegue Rigel le preguntamos. - Nos reímos como niños planeando una travesura. 


En eso llegó Rigel emocionado por tener el cartel que pegaría en su habitación. Con premura César le preguntó:
- ¿Se te rompió al despegarlo?

- No. - Respondió Rigel casualmente. 


- ¿Te ayudaron? - Insistió César.


- Sí. - Nos reímos. - Bueno, aquí sí se me rompió. - Agregó él.


- Es la parte que tu intentaste despegar, ¿No? - Le pregunté. 


- Sí. - Respondió junto con carcajadas de nuestra parte. 


Además de la imprudencia adolescente, creo que lo que hace más divertida esa edad es la necesidad de pertenecer a un grupo; así los amigos se aferran unos a otros y se crean lazos fuertes. 

Algo cercano a esto me sucedió en España, aunque fue hace un año solamente (lejos de mi adolescencia); al estar en un ambiente sin familia y siendo extranjero, inconscientemente los que estábamos en la misma situación sentíamos afinidad y esta especie de adolescencia extendida fue vivificante y creó amistades profundas. 

Soy malo para superar etapas; notar que ya no era un niño, ahora era un adolescente me llevó un tiempo; descubrir que ya no era adolescente y ahora era un joven me costó; ver que ya no era estudiante y estar en la etapa de trabajo fue duro; y por inercia social, se aproximan los años en los que ya no seré joven, sino ahora un adulto joven (las clasificaciones varían según la zona y la cultura). Estar en esta nueva interface (palabra que describe el punto de transición entre un ambiente y otro) me genera nostalgia, ansiedad e incertidumbre al estar en un terreno desconocido. 

No sé que me depare el futuro en esta interface de la vida, así como todos desconocemos que pasará en el 2013, pero debemos tener el firme propósito de encontrar estrategias nuevas y definir cual será nuestro camino; a pesar de que la realidad pueda ser difícil y nos genere cicatrices. Sin embargo, una cosa es segura: Este mundo no necesita más cobardes. Y yo no contribuiré a las filas de ellos. 

2 comentarios:

Publicar un comentario