martes, 24 de septiembre de 2013

MISOGINIA INTERNALIZADA



Solo en una ocasión había dado voz a otra persona en mis publicaciones. Aquella vez fue una conversación entre Rodrigo y yo (un par de geeks conocedores del mundo de los cómics) analizando la película de Ironman 2. Pero esta ocasión es especial ya que la publicación fue redactada en su totalidad por Insuni (como lo había anunciado la vez pasada).

Así que demos la bienvenida con un aplauso ¡A Insuni!


Antes que nada me presento, soy Insuni, lectora ávida de blogs, aparentemente con opiniones respecto a casi todo, residente del mundo etc, etc. Tengo que confesar que hace dos semanas después de leer el post de David lo primero que me vino a la mente fue indignación, como podía ser que precisamente diciendo que no se pretende generalizar se hiciera precisamente eso y aún más, la verdad, es que el motivo para comentarle a David que quería hacer una publicación como invitada fue más bien un desacuerdo algo egoísta en cuanto al papel pasivo en que percibí se pintaba a la mujer en cuanto a la relación.

Corte a... Después de leer el Facebook, los comentarios y la respuesta de algunas amigas con quienes compartí la publicación había un consenso "Pero es muy cierto, ¿qué quieres refutar?" o expresado de otra manera si hay un entretono machista pero desde un punto meramente antropológico.... Ahí fue donde no supe por donde continuar, ante esa aparente contradicción de es cierto, no estoy de acuerdo pero así se da en la realidad.

Desfilaron teorías para refutar como la presión que hay mucho más hacia la mujer que al hombre de casarse a cierta edad, de cómo el querer hacer carrera se ve como algo poco común en mujeres y aún menos común si no va acompañado también de un plan de hacer familia, de cómo la mujer tiene una naturaleza que le hace cuidar de otros en tanto que el hombre cuida en primer lugar de sí mismo, y sin embargo después de pensarlo el problema no está en el argumento, está en el planteamiento.

Y es que el único punto válido y en total relación con el tema que encontré es el hecho de que se valide menos o como más externo a la persona el hecho de que la fijación de la mujer con lo material muchas veces se encuentra igual ligada al hecho de la capacidad como proveedor de su pareja, siendo equivalente al hecho de que los hombres se encuentran biológicamente inclinados a mujeres de ciertas características.

Otro punto que me llama la atención es la manera de responder, tal vez no sólo en este, si no al percibir una generalización que tache de “superficiales” o “complicadas” a las mujeres muchas veces respondemos un sí es cierto, “que complicadas” por eso “yo me llevo mejor con hombres” o “entre mujeres es puro drama”, incluso de ese modo creyendonos (y me incluyo) excepción a las generalizaciones hechas no contribuimos de manera positiva a los comentarios, sólo hay un intento de exclusión a esa generalidad, como si de alguna manera fuésemos superiores, o cómo si otras personas no tuvieran del mismo modo razones válidas.

Es difícil tratar de caminar en un balance entre la expectativa de tener cuidado con tu apariencia, sin caer en lo superficial, la crítica si estás pasada de peso, o si vives a dieta, de estar entre la cursilería o cero femineidad según se perciba. Caminando en esa línea tan estrecha no es extraño que caigamos en esos mismos patrones, irónico que tratando de diferenciarnos de “las demás” caigamos en frases trilladas.

martes, 10 de septiembre de 2013

INTERESES ENTRE SEXOS




El amor romántico puede convertirse en uno de los temas centrales de nuestra vida. Por lo menos en la adolescencia y juventud, definitivamente es el tema central. También está el trabajo y la escuela como temas de mucha influencia en nuestro haber, pero la constante es el amor; y si estamos enamorados, de inmediato se vuelve la prioridad número uno. 

El amor adolescente es el mejor de todos. En esa etapa realmente amas por que sí. En general, a chicos y chicas adolescentes nos gusta alguien por como luce, cómo nos trata y cómo piensa; y las mujeres le pueden agregar el que el chico sea bueno en algo.

Pareciera que de eso se trata el amor, alguien me gusta por su físico y también por su manera de ser y de pensar. Punto. Pero luego como chica vas creciendo, entras a los 18 años y mientras más avanzas al final de esta década y comienzas la de los 20 años, por ahí de los 24, 25 años descubres que el amor y la elección de novios va más allá de los parámetros adolescentes. De repente ya no lo es todo que el chico sea guapo, bueno e inteligente; sino que necesita un “valor agregado”. 

Antes de empezar la parte fuerte cabe señalar que, como ser humano con mis hemisferios cerebrales aceptablemente intactos, entiendo que jamás puedes generalizar, que cada caso es distinto y que el los clichés no siempre tienen razón. Dicho esto, continuo:

De repente como chicos, nos damos cuenta que tu compañero de la prepa (bachillerato) que tiene un automóvil, es más popular entre las chicas; luce más sofisticado y más capaz que tú que te vas en autobús o metro, o algún transporte colectivo, o eres recogido por tu mamá a la puerta de la escuela. Descubres que los parámetros comienzan a cambiar. 

Ahora “tener” es un factor importante. Y aunque en el amor no hay reglas, sin duda los hombres más aptos para la conquista en la etapa universitaria son aquellos que sale más, que se divierten más, que son más fiesteros y que prometen, de forma indirecta, que saben cómo vivir la vida a lo grande. 

Como chica, descubres que tu apariencia es muy importante, así que te esmeras en ella, cada quien en su posibilidad. Las chicas menos atractivas son menos asediadas, y las más guapas son el centro de la atención. 

Termina la universidad y comienza la etapa del trabajo, entonces, justo cuando ya sabías que el salir de fiesta y la actitud rebelde era la fórmula perfecta para conocer chicas y ligar; los parámetros cambian de nuevo. Ahora, si como hombre te la vives en la fiesta, comienzas a ser un mal partido para las chicas. Ahora debe haber una moderación. 

Las mujeres comienzan a tener la intención de casarse y para eso, buscan a alguien que les dé una estabilidad en todos los aspectos. 

Llegamos a un punto en el que es hora de casarse y ya eres más selectivo con quien será tu pareja; y si tienes la introspección necesaria y miras hacia tu “yo” adolescente, te darás cuenta de que tus parámetros sentimentales ya no se parecen a los de ahora. 

El amor es un asunto de interés. Estás con alguien porque te gusta ver a esa persona y te gusta cómo te sientes con ella. De una manera primitiva, nos enamoramos porque nos gusta estar enamorados. Nos gusta lo que sentimos al besar, acariciar y demás cosas. Nos gusta generar una sonrisa en nuestra pareja porque nos hace feliz verla feliz también. Y no es que esté mal, así son las cosas y los humanos nos movemos por interés, no es necesariamente un asunto egoísta. 

Los hombres somos los que a temprana edad mostramos que somos interesados. El hecho de que seamos muy visuales hace que nos gusten las niñas bonitas de nuestro salón de primaria. Nos enamoramos de la maestra guapa, no de la fea. De adolescente nos gusta la chica bonita y la que luce más como mujer que como niña. Básicamente poco cambia nuestro patrón de elección de novia. En la juventud nos interesa también que tenga una cultura general decente, que sea agradable y entusiasta... Pero siempre y cuando esté bonita; y como la belleza es relativa, pues cada quien busca a personas distintas y hay de todo para todos. 

Son menos los hombres que se casan por intereses sociales y/o económicos; pero los hay, y pobrecitos. 

Las mujeres, gracias a Dios, no se fijan tanto en la apariencia; eso nos permite tener una oportunidad de oro. Ellas aprecian más la experiencia, sentirse cuidadas, protegidas y el sentido el humor es muy valorado. Por eso los hombres feos pueden tener parejas muy guapas, porque al no confiar en su físico desarrollan la labia... O el dinero. Y aquí vamos entrando al interés femenino. 

Hay mujeres en México sucumben ante la tentación de una estabilidad económica para aceptar a un hombre en su vida. Desde niñas son expuestas a patrones donde el hombre de la casa es el proveedor y la mujer es el apoyo. Gracias a la serie de televisión “Sin tetas no hay paraíso”, nos llega las historias de la vida de muchas mujeres colombianas que quieren lucir espectaculares tan solo para enganchar a algún narcotraficante y vivir como reinas. De ahí una frase que toda mamá mexicana le ha dicho a sus hijas: “Mira a ese muchacho, es buen partido”... Con “partido”, se refiere a que no vas a tener necesidad. 

Toda vía hay chicas que buscan el amor de la forma menos viciada posible y quieren pasar su vida con quien las haga sentir seguras y queridas, aunque tengan que hacer equipo para pagar los gastos de la casa; y son mi luz en medio de la oscuridad. “Dramático” me dice mi correctora de texto =P

Si lo miras desde un lado crudo, es triste que ambos sexos seamos interesados; los hombres en el aspecto y las mujeres en la estabilidad económica. Pero si lo miras desde otro lado; así ha funcionado el ser humano desde hace (por lo menos) varios siglos. Y también es un asunto que transciende fronteras, desde los árabes que dan ganado a cambio de desposar a una mujer, hasta millonarios en cualquier parte del mundo con súper modelos de novias. Tal vez vemos inaceptable “comprar esposas” como hace los árabes, pero... Pues... Lo mismo hace la gente millonaria, atraer mujeres por su dinero. Los humanos somos iguales. 

Quiero hacer un juicio... Ni modos... Es mi blog: 

Entre el interés femenino y el masculino, veo más honesto el masculino ya que por lo menos la belleza de una mujer es parte íntegra de su ser (mente-cuerpo); en cambio, el dinero de un hombre solo es un agregado. 

Viendo el otro lado de la moneda, si me caso en algún momento y resulta que para este matrimonio los factores estéticos y económicos marcaron la pauta de esta unión, le diré a mi esposa: “Yo prometo seguir trabajando mucho para tener dinero para darte, pero tu promete cuidarte para seguir luciendo atractiva”. Si a intereses vamos, los intereses deben continuar como parte del matrimonio, de lo contrario, el contrato matrimonial quedaría inválido. Si de cinismo hablamos, veo lógico este trato. 



P.D.: Insuni es una amiga que visita mucho mi blog y comenta habitualmente; pero hace unos meses hizo equipo conmigo para corregir mis errores de ortografía y sintaxis. Lo malo es que al principio, hacía comentarios en las correcciones que me enviaba, y le pedí que mejor los siguiera haciendo en el blog para que todos lo lean; y así lo hizo. Pero en esta publicación al parecer no pudo dejar las cosas así y no solo quiere comentar, sino tener una publicación especial en contraposición (supongo) a mi punto de vista... Lo cual ¡NO OCURRIRÁ!

... No, no es cierto, claro que ocurrirá; este blog es un espacio abierto para las opiniones distintas; no soy Fidel Castro o Nicolás Maduro... Toda vía. 

Así que si que espera esta antítesis del tema en cuestión, será interesante ver el punto de vista de una chica al respecto.