martes, 9 de noviembre de 2010

FAN DEL METRO 2



El post de esta semana le da continuidad a la temática anterior donde te cuento historias que me hacen ser fan del metro. Recuerda que lo he dividido en historias de día e historias de noche, ya que la personalidad del metro cambia por completo.


CAPÍTULO 1 - EL DÍA


ZEBRA, MIRADA Y BONDAD

Siempre he declarado mi admiración por las españolas. No son simplemente lindas, además, visten muy bien y una cosa lleva a la otra. Aunque el post no habla necesariamente de lo segundo.

Un sábado de tarde, entró un grupo de adolescentes al vagón donde yo viajaba. En el grupo había una chica de 15 años, con una camiseta de tirantes; un peinado a lo "shakira"; y un short que me parece que usaba cuando tenía 10 años porque no lo podía cerrar y estaba muy por de bajo de donde debería ir, dejando ver su ropa interior de zebra (esas si donde deberían ir).

Mira que no soy conservador y que disfruto mucho la estética femenina; pero incluso yo tengo una barrera del pudor. Esta chica tampoco actuaba muy recatadamente. Aunque no fuera vestida así, su mismo comportamiento y la manera en la que interactuaba con sus amigos habrían generado el mismo calificativo en mi mente.

Una de las frases que he acuñado en mi experiencia en España es: "aquí nada es lo que parece".

Prejuzgar fue muy sencillo, pero se desarman mis pensamientos al ver como deja de jugar con los otros del grupo y busca con prisa unas monedas para dárselas a un señor enfermo que pedía limosna en el mismo vagón. No encuentra rápidamente el dinero y le pide a sus amigos que le den algo si lo tienen a la mano. No solo eso, el enfermo pasa de ella; seguro que jamás pensó que esta chica le pudiera dar algo. Resulta que, una vez encontrado el dinero, recorre medio vagón para darle las monedas y luego vuelve con sus amigos.

Ahora ya no sabía porque la estaba mirando.


Meses después, en mi regreso rutinario de la escuela a la casa, bajaba las escaleras eléctricas del metro de plaza de castilla mientras una chica subía por las escaleras contrarias. Me llamó la atención por la falda tan corta… si… eso me llama la atención. Era una estudiante de bachillerato con uniforme, lo cual me dio una punzada en la conciencia. Tenía un exceso de rímel y el peinado bastante llamativo. El motivo de mirarla era cada vez más por la sensación de conocerla y cada vez menos por la falda. Como bueno hombre tonto, no disimulé y me vio mirándola causándome un momento embarazoso, que lo fue menos cuando me sonrió. Ahora estaba más intrigado pensado: "¿Realmente la conozco?".

Las escaleras eran largas, pero ya habían acabado y toda vía no resolvía el misterio, así que para ayudar a mi memoria (y un poco por placer personal) giré la cabeza hacia atrás para verla de nuevo… me pilló otra vez; pero después de la primera sonrisa, ya no me importaba mucho. 6 pasos más tarde la recordé: "¡Era la chica de las bragas de zebra!"

Su actitud bondadosa e inesperada del pasado me impactó, pero el estampado de zebra tenía lo suyo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

jajjaja que fuerte tío!! eres un completo salido!

David Park dijo...

Anónimo, lo siento, mi telepatía anda muy mal esta semana y no puedo saber quien eres. Pero gracias por comentar y por el diagnóstico de mi salud mental =P

Leizar dijo...

JAJAJAAJAJAJA muy buen post parkinstein, he reido mucho imaginando tus caras!!!!

David Park dijo...

=D Gracias!

Por cierto, la misma semana ke publiké este post, la volví a ver en la misma estación de metro... cosas de la vida.

RODCAF-X dijo...

Jajajajajaja, ya se que boxers regalarte, para que recuerdes la anecdota.

Saludos bro.

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