lunes, 7 de marzo de 2011

NOBLEZA ÁSPERA


La publicación de esta semana será la cúspide de mi buen rollo, para luego volver a caer en la "amarguéz"; ni modo, tengo que nivelar las fuerzas para que el universo siga en equilibrio y los chacras alineados.

De las primeras cosas que un extranjero nota al llegar a Madrid es que la gente (adultos en absoluta mayoría y los prestadores de servicios) son muy toscos ("brutos" para España) en el trato. Entre jóvenes, las discusiones y debates acalorados casi por diversión son generalizados y los viejitos son abusivos (ya te he contado de esto).

Luego te das cuenta que todas esas actitudes no provienen de personas malas o pleitistas o amargadas; sino que es parte de la cultura y forma de ser del Madrileño. No hay dolo casi en ningún caso (con los viejitos sí), solo costumbre y herencia.

Cuando conocí más a fondo a los locales, me sorprendió que ante esa fachada áspera y actitudes un poco impulsivas a la hora de opinar; por dentro hay personas nobles. Mis compañeros de clase y de iglesia han sido muy incluyentes y atentos.

En Mérida (y me atrevo a generalizar a todo México), somos gente llevadera, de risa fácil, de humor involuntario en muchas ocasiones, bohemia a la hora del cortejo y respetuosa con los mayores, profesores, compañeros y autoridades. Pero a pesar de que tenemos esos puntos buenos, la hipocresía, el chisme, envidias, y el querer subir pisando al de a lado se da mucho.

Siempre prefiero la transparencia antes que la falsa sonrisa. Prefiero que los camareros o los taquilleros de Madrid me traten horrible (como suelen tratar a todo el mundo) a que mis compañeros me saluden alegremente en la mañana y me estén clavando un puñal en cuando les doy la espalda.

Este es otro aspecto en el que quisiera fusionar ambas ciudades, y así tener la seguridad de saber dónde quisiera vivir.


Keyla, gracias por las revisión.
Mikelo, gracias por nada =P

1 comentario:

Anónimo dijo...

De nada crack!! -mikelo-

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