martes, 16 de agosto de 2011

EL CASTELLANO EN MÉXICO Y ESPAÑA PARTE 2: EL HUMOR


En el post anterior te conté cómo el albur ha secuestrado muchas palabras del vocabulario mexicano y latino en general, también de cómo tienes que cuidarte de hacer construcciones gramaticales que puedan tener un doble sentido y de cómo en el bachillerato se vive una represión a causa de esto, siendo maximizado por la necedad adolescente. Pues bueno, Madrid no se queda atrás.


Así como el lenguaje es mi némesis aquí, el humor es su secuaz. Dejando a un lado los chistes locales que nacen de la televisión o de años, el humor español es distinto al mexicano. A mi parecer es un humor más blanco, más noble.


La faceta del humor madrileño que toca el tema lingüístico es la imitación. La premisa sería algo así: "Cuando no se te ocurra algo gracioso para decir, imita a la otra persona". Esto le cae como anillo al dedo a Madrid, ya que somos muchos extranjeros de muchísimos países distintos; así que el abanico de oportunidad es amplio.


Como ya me di cuenta que la gente lee lo que quiere leer, quiero especificar que esto de la imitación no nace del racismo; es una manera cultural de humor, así como el albur es propio de mi país.


En España, como en México, hay muchos tipos de acentos; y los que se llevan la peor parte de la imitación son los andaluces (Si eres mexicano, usa como referencia a un tabasqueño de papás españoles; algo así suena. Y si eres de algún otro país… sí; Tabasco es un estado y no sé si allí fue donde se creó la salsa homónima).


Si hablamos de los acentos internacionales que más gozan los españoles en imitar, es a México al que peor le va; en segundo lugar podría poner a los argentinos y en tercero a los brasileños; supongo que se debe a que tenemos acentos más característicos que el resto de América latina y porque tenemos más difusión por novelas y música.


Aquí es donde el efecto de represión entre el albur y la imitación se unen, ya que tengo que controlarme para disfrazar mi acento (no significa que lo logre, pero el intentarlo me consume concentración) para poder llevar una conversación fluida.


Escucho un programa de radio de los 40 principales en México, donde tienen a una conductora española con dos mexicanos; el programa se llama El Tlacuache ( Quiero escuchar cómo lo pronuncia un español, con la dificultad que tenéis de las "tl" =P ); traducción del nahuatl al castellano: "la zarigüeya". En primer lugar no supe que la conductora era española hasta que dijo: "La lió parda". Según yo, ella ya no tenía acento, pero un invitado del programa le preguntó si era de España, porque su acento la delataba; supongo que ya me acostumbré. Aunque la chica ya está habituada al albur, me causa ansiedad empática escucharla lidiar con mi cultura. Sus compañeros le explicaban algunas cosas que no entiende, y le hacían "fiesta" a sus frases y palabras españolas, lo cual me dio gusto. Pero la conductora ya maneja el vocabulario mexicano muy bien, hasta dice: "órale" con naturalidad. Cuando se emocionaba se le sale algún "mola", "más viejo que el sol", "botellón"; pero en general lo controla muy bien. En todo el tiempo que llevo escuchando el programa, no he oído que nadie, ni la audiencia que llama por teléfono, intente imitarla para hacerse el gracioso con la chica guapa; pero eso sí, a veces la alburean. Tenemos un sentido del humor distinto.


Es tanta nuestra diferencia, que en la cosmovisión mexicana, la imitación es una falta de respeto; y el albur es una muestra de confianza.


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