martes, 24 de abril de 2012

TUS AÑOS EN LA ESCUELA


La virgen del fondo fue circunstancial

El 30 de marzo del 2009, tuve un sueño tan bonito y extraño a la vez; cuando me desperté lo escribí para que no se me olvidase y en el futuro pudiese reflexionar cuando necesite visitar a mi niño interior para que me recuerde un par de cosas importantes.

Soñé que estaba en la primaria y por su puesto, yo tenía unos 11 años de edad. Todo era feliz, estaba en clases con mis amigos en la última aula del segundo piso de mi escuela. De pronto sonó la campana y todos cerramos los libros y guardamos nuestras cosas para salir a jugar al patio. En el sueño, el descanso seguía siendo tan eufórico como siempre con los niños saliendo despavoridos de las aulas para no desperdiciar ni un minuto de ese momento. 

El fútbol seguía siendo el mejor momento del día, los salones eran idénticos a como los dejé desde hace más de 15 años, corría por el pasillo junto con mis amigos y disfrutaba cada metro recorrido viendo todas las cosas a mi alrededor. Solo veía a mis amigos hombres; debe ser porque a esa edad las niñas son una molestia. Excepto la niña que te gusta, claro.

Cuando bajaba las escaleras en estampida con mis amigos, me di cuenta que estaba en un sueño; me detuve mientras todos los demás seguían bajando de prisa y pasaban a mi lado. Miré cómo el último de mis compañeros daba vuelta en el pasillo que llevaba al patio. Como el niño de 11 años que era, entendí que todo, incluso yo mismo, era producto de la imaginación inconsciente del David real y entendí que ahora que era consciente del sueño, me iba a despertar. Todavía sonriendo pero con nostalgia miré lentamente todo a mi al rededor y me dispuse a aprovechar esa experiencia. Así que me aferré a disfrutarlo tanto como mi mente de 11 años podía hacerlo.

Desperté contento esa mañana.

Cuando crecemos, nuestros problemas cambian y creemos que son peores. En las consecuencias sí lo son, pero en intensidad no lo creo. Cuando somos niños y adolescentes, la escuela y los amigos son el mundo y sufrimos y disfrutamos con más intensidad de lo que lo hacemos cuando dejamos de serlo. 

Vivimos con dramatismo que nuestro amigo no quiera jugar con nosotros, o que la niña o niño que te gusta no nos haga caso; las matemáticas nos estresan muchísimo y tener los tenis (zapatillas deportivas) de última moda se vuelve vital. 

Cuando somos niños vivimos un partido de fútbol como si nuestro honor dependiera de él (en cierto modo si depende). Nos peleamos a golpes con facilidad porque, de nuevo, todo es intenso. Piensas que el mundo está hecho para vivir en juego y en diversión constante, y sinceramente lo buscas y no aceptas menos que eso. 

Las niñas adoran a sus amigas, si pudieran elegir ser gemelas creo que lo harían. Se vuelven confidentes a niveles extremos y van juntas a todos lados.

Cuando creces y ya estás en el rango de los veintes o treintas descubres que el mundo no está hecho para vivir en euforia ni en diversión total, sino que hay tiempo para todo. Cuando por las experiencia de vida vas apagando tu optimismo infantil y vas entrando al mundo adulto, ¿Qué te causa euforia? 

Pocas cosas te causan euforia y cada vez la vida se vuelve en "lo que debes hacer" y deja de ser "lo que quieres hacer". 

Por eso es bueno de vez en cuando visitar a tu niño interior y pedirle consejos de cómo disfrutar la vida con más intensidad y más simpleza. 

No estoy diciendo que seas un adulto con actitud de niño, eso es enfermizo; pero necesitamos intensidad al momento de disfrutar las cosas simples y simpleza para enfrentar los problemas. 

Haz el ejercicio de visitar tu "niño interior" y mira las cosas que te hacían feliz y que te hacían entristecer o enojar; primero que nada, descubrirás que son las mismas cosas en esencia que te provocan las mismas emociones hoy en día; y segundo, podrás recodar lo fácil con lo que puedes ser feliz. 

5 comentarios:

Victoria Corral dijo...

(Lagrimilla) Yo... el otro día pude tocar el piano después de casi medio año sin tocar por tener que hacer las cosas de la escuela y... jope, me encantaria tener tanto tiempo para ello... :(

Anónimo dijo...

Muy cierto, de vez en cuando es bueno recordar el niño interior :) Feliz dia, disfruto mucho tu blog. (Y)

David Park dijo...

Que bueno que te guste mi blog =D
¿Quién eres?

Anónimo dijo...

Soy Lara de Veracruz, un dia lei sobre las papas que parecian extraterrestres y rei mucho desde entonces leo y disfruto muy a menudo tu blog. Bendicionees!!

David Park dijo...

Jeje ke bueno ke te de risa; sonará clishé, pero me motiva a seguir escribiendo. No dejes de darte una vuelta por aquí, bendiciones también.

Publicar un comentario