LAVANDO PLATOS

Debo reconocer que es difícil tener muy claro que somos de sitios distintos y transfondos. No es algo digno de aprender, pero igual que el "albur" (hablar en doble sentido para divertirse a costa de otra persona), debes adquirirlo para usarlo como defensa personal.

Las personas extranjeras representan una ventana hacia la cultura de sus países de origen; acceder a una cultura distinta conlleva enriquecerte como ser humano; el ganar esta riqueza trae mucha satisfacción y un sentido de lo enorme del planeta y lo pequeño del mundo.

Hace algunos meses no entendía que para muchos es importante de dónde eres.

Las referencias que tomo para hacer bromas a otros son tan inverosímiles en mi percepción, que la posibilidad de ofensa me parece muy lejana. Pero a veces por imprudencia y sin saberlo, le doy al clavo y toco fibras sensibles.

Charlaba con un chico de Bulgaria mientras lavábamos los platos que recién usamos durante el almuerzo. Mi torpeza en esta área le hizo señalarme la técnica tan pobre que exhibía, le dije: "¿Un búlgaro me va a enseñar a lavar platos?"

Ahora ya me parece imprudente, pero en ese momento me parecía absurdo que la nacionalidad se relacionara con una habilidad de limpieza, y eso me dio la libertad de decirlo sin preocuparme de las consecuencias negativas que podía provocar. Es decir, no tienes que ser Ruso, Egipcio o Canadiense para saber hacer bien o mal algo tan básico, basta con no tener práctica o que nadie te haya enseñado.

Semanas después, cuando menos me lo esperaba, el chico búlgaro me dijo que eso le había molestado mucho. Aprendí a no hacer ninguna broma donde involucre la nacionalidad. Tal vez el enfado de esta persona tuvo mucho que ver con su poco dominio del español y por eso no identificó la entonación humorística que le di a mi frase, pero como sea, asumo la responsabilidad.

Lo mismo me pasó en otra ocasión durante la misma actividad, pero esa vez en relación al género. No sé que tipo de pasado se tenga en esta parte del mundo que hace que la gente esté tan a la defensiva con estos temas, pero es algo nuevo para mi. No dejando de considerar que mi forma de decirlo seguramente tiene mucho que ver con estos malos entendidos, de nuevo opto por no sugerir ni de broma temas relacionados con la nacionalidad ni la diferencia entre los sexos.

En México nos alegra que un extranjero nos visite. Es verdad que contamos con prejuicios contra argentinos por su fama de vanidosos engreídos, o contra los estadounidenses por el simple hecho de ser ellos mismos, pero en la práctica es distinto, siempre son bien recibidos. Cuando alguien que no es mexicano está entre nosotros, nos gusta hacerle preguntas sobre su tierra, pedirle que nos enseñe a decir insultos a su manera o idioma (jeje) y solicitar que nos presente alguna amiga, por su puesto. Creo que aquí en Madrid no es algo normal, porque al hacer preguntas sobre sus costumbres, palabras y lugares, a veces la retroalimentación me motiva a no volver a preguntar nada.

Aproximadamente hace un mes, una embarcación llevó a 250 haitianos a México para vivir con una "visa humanitaria". Pocas veces me siento orgulloso de mi gobierno porque son una bola de ladrones; pero esta vez me sorprendieron con la autorización de esta inmigración y la flexibilidad en los requisitos para que regularicen su estancia en nuestro territorio.

Lo que más me alegra es que la raza afro-caribeña tal vez ayude a México a tener otra vez un papel digno en las competencias olímpicas de atletismo. El delantero de nuestra selección, Jeovani Dosantos, de padre brasileño y madre mexicana; es un buen ejemplo del provecho que se le puede sacar a los genes importados.


P.D. Me congratulo con el Barça y su título en apoyo a mi compatriota Rafa Márquez.