martes, 1 de noviembre de 2011

HISTORIAS DE ITALIA EN EL AIRE




En la publicación anterior te mostré imágenes curiosas encontradas en mi viaje a Roma; en esta ocasión leerás momentos que se convertían en mis monólogos internos gracias a la falta de compañía. 

COLA EN EL AVIÓN

Hacer cola para entrar a un sitio siempre es un momento molesto. Son momentos como este donde ves quien es quien en la vida. Tal vez puedas pensar que la peor persona es aquella que tiene los pantalones de colarse en frente de tu cara y hacerse al tonto, pero no es así; la peor persona que te puede tocar en una fila, es aquella que la inicia formándose una hora antes de la apertura. Es la detonante de la psicosis colectiva que lleva a los demás a estar como tontos una hora de pie esperando el momento de pasar. Todo gracias a que el primero se formó.

La gente no suele razonar cuando se encuentra en manada, si la primera persona corre hacia un barranco que dice "Refrescos gratis", seguro los demás lo harían. Un reflejo muy claro de esto es cuando las personas hacen cola para entrar a un avión con asientos asignados ¿No te encanta? 

Pero en este viaje a Roma, los asientos no estaban asignados, así que había una justificación para que la psicosis tome el control de todos los pasajeros. Decidí resistir a esta tortura autoimpuesta de estar de pie mucho tiempo y fui de los últimos en pararse de las sillas de la sala de espera y presentar mi pase de acceso al avión.

Iba resignado a estar en el ala, donde no vez nada; o tal vez atrás de ella, donde está más fuerte el ruido de la turbina; o en el peor de los casos, en la fila de asientos finales, a un lado del baño. 

Para mi sorpresa, todo el mundo estaba en la parte trasera del avión dejando muchos sitios sin ocupar al frente. Incrédulo ante esta actitud extraña, le pregunté al piloto si me podía sentar en cualquier lugar y me dijo que sí, que los asientos no estaban asignados. Así que al final había librado el ala, la turbina y el baño. 

De regreso reté a mi suerte aún más, fui de los últimos cinco en entrar al avión; una vez más me senté al frente del avión, librando todos esos sitios que trataba de evitar por su incomodidad, pero que parecía encantarles a los otros.  

Tal vez sea cosa de capitalinos Romanos y Madrileños el vivir con prisa; sea como sea, mientras se apresuren para estar en los peores sitios y en las circunstancias más incómodas, yo disfrutaré siendo el último que se levante para entrar a la aeronave y el primero en salir de ella. Como bien dijo Jesús: "Los primero serán postreros."


HOMENAJE AL PILOTO

Hacía mucho que no escuchaba la "nacada" (adjetivo mexicano que indica mal gusto o poca clase) de aplaudir cuando el avión aterriza. Pensé que Europa estaría exento de eso, pero los Romanos nos recuerdan nuestra raíces latinas en común. 

¿Porqué aplaudir cuando aterriza el avión? ¿Acaso le aplaudes al que te trae la pizza recién hecha a la mesa del restaurante?¿Acaso le aplaudes al médico que te extrajo el apéndice? ¿Acaso le aplaudes al conductor de un autobús al llegar tu destino? 

Eso entra en la misma clasificación de aplaudir al final de una película… no es teatro, los actores de las películas no saben que les aplaudes en el cine. O es como aplaudir cuando alguien le toma una foto al grupo de personas en la que te encuentras, tomar una foto no amerita tan digno reconocimiento; no seas naco (el adjetivo que te expliqué al principio).

Ni que los aviones suelan aterrizar mal y estallar con cierta frecuencia como para sentir una admiración especial por el piloto que fue nuestro héroe el día de hoy. ¡Es más! Si fuera correcto aplaudir, ¿No crees que como gesto de mínima cortesía, el piloto debería agradecer mediante el sonido local? "pshhhh (sonido de intercomunicador abierto) muchas gracias, pshhhh, todos sois unos pasajeros geniales, pshhhh, los aplausos son para ustedes, pshhhh.

Mientras aplaudía la gente, me pregunté: "Y si inicio un: ¡Hip, hip, URRAAA! ¿Será que me sigan?" 

También se me ocurrió que hacer una "ola" como en los estadios, podría ser más práctico, así no tapamos con los aplausos la voz del piloto que nos indica la hora local, la temperatura, el aeropuerto y la ciudad a la que llegamos.  

Cosa diferente fue mi viaje de regreso a Madrid, donde en su mayoría había gente española que no participan en este acto colectivo tan gracioso; aunque debo admitir que me hubiera encantado escuchar un: "Oleeeeee"; eso me hubiera hecho muy feliz.  

2 comentarios:

Insuni dijo...

Y a fin de cuentas quién escucha los aplausos??? XD por cierto que yo suelo ser esa primera persona, por lo general no me molesta esperar, pero yo si hubiera buscado un mejor lugar =P

David Park dijo...

Creo ke si escucharán los aplausos en la cabina del piloto, me pregunto que harán al escucharlos.

Insuno, hay momentos ke amerita hacer cola 10 mil horas antes; en un concierto o en una película porque si te queda una siento lejos o en la esquina, no vez nada. Pero hay otras que parece que la gente solo quiere ser el primero por querer ser el primero en algo.

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