miércoles, 19 de febrero de 2014

LO QUE QUIERO SER CUANDO SEA GRANDE



Cuando somos niños los adultos nos preguntan: “¿Qué quieres ser cuando seas grande?” 

¿Recuerdas que es lo que tu querías ser cuando seas grande?

De vez en cuando es bueno y saludable visitar a nuestro niño interior y charlar un poco con él; volver a lo básico. Escuché en el programa de radio de César Lozano en Exa (Estación de radio mexicana) que todos los jóvenes y adultos no somos otra cosa más que niños heridos. Que vamos por la vida arrastrando traumas y carencias de la infancia y que si no decidimos entrar en contacto que aquél niño que fuimos y le reforzamos que ahora su “yo grande” del presente va a cuidar de él, ese niño nunca sanará y por lo tanto nosotros tampoco. Pero ese no es el tema, no del todo. 

Cuando éramos niño nos preguntaron qué queríamos ser y la mayoría respondía cosas estándares como bombero, policía, doctor, piloto, astronauta, científico; si eres niña habrás respondido otras cosas, pero como yo era niño (tomando en cuenta un rango de edad de 6 a 9 años) evidentemente no les ponía atención en el momento en el que ellas listaban sus profesiones futuras, por lo tanto no recuerdo qué es lo común que dicen las niñas. 

Tampoco recuerdo que es lo que yo respondía cuando me preguntaban, pero desde que empecé a definir qué es lo que me gustaba, siempre quise dedicarme a hacer dibujos animados. Luego fui creciendo y me di cuenta que eso de hacer caricaturas se estudiaba (posiblemente) en algún lugar, pero en México no; y poco a poco empecé a formarme un panorama donde la gente no vive de hacer caricaturas, la gente vive de trabajar en una oficina y de ser empleado de alguien… como un arquitecto por ejemplo - “Sí claro, un arquitecto dibuja y trabaja en oficinas pero también al aire libre, ¡Quiero ser un arquitecto!” Dije. 

Pasó la secundaria y llegó el bachillerato, ahora la cosa se ponía seria porque en tres años debía entrar a alguna universidad y para eso tenía que decidir que es lo qué quiero ser cuando sea grande. 

Para entonces ya sonaba más la profesión de “diseño gráfico”, y empecé a considerarlo. “…. Sí bueno... Suena interesante... Esas cosas alternativas siempre son interesantes... Sea lo que sea que haga un diseñador.”

En el segundo año del bachillerato (uno de los mejores años de mi vida) un profesor nos llevó a una feria de carreras de la Universidad Autónoma de Yucatán y me metí a la charla de ingeniería civil; según decía el expositor, no era arquitectura, pero algo tenía que ver... después de media hora de charla, me pareció una carrera interesante pero muy cuadrada para lo que yo buscaba. Luego, con esperanza de que la arquitectura no se le pareciera en nada, investigué por mi cuenta y me di cuenta que efectivamente eran distintas entre sí, pero tampoco me fascinó. “Me lleva…” Pensé, “¿Y ahora qué voy a hacer cuando sea grande?”

Recordé que me quedaba la opción misteriosa del diseño gráfico. Pero ninguna de las universidades y tecnológicos que rondaban en el ambiente tenía esa carrera. Ya tenía dudas: “Si la Universidad de Yucatán, ni el tecnológico la tienen… ¿Será algo bueno?”

Llegué a las universidades privadas en mi investigación, dos de ellas lo tenían, investigué y me gustó lo que leía, incluso tenían clases de dibujo en sus programas de estudios.
-¡Genial! Un diseñador gráfico también trabaja en una oficina como un arquitecto o abogado o científico.

Un año después estaba estudiando una carrera que, como la mayoría de las personas que empiezan la universidad, no sabes muy bien de lo que se trata hasta 2 años después de que empezaste. Pero estaba en el camino, aquí combinaría mi pasión con una carrera que me de un título. Todos salimos ganando, mi niño interior y yo. 

Hoy en día soy diseñador gráfico especializado en ilustración (dibujo); trabajo por mi cuenta desde casa dibujando y también en una agencia de desarrollo web como diseñador. Tengo lo mejor de dos mundos y puedo saciar mi niño interior que quería vivir del dibujo y a mi yo actual inmerso en la cultura yucateca donde sólo el trabajo de oficina es algo “honorable”.

¿Cómo la llevas con tu niño interno? ¿Has tomado las decisiones de tu vida en base a la supervivencia, o en base a tus sueños? A veces nos volvemos mercenarios, solo hacemos un trabajo por la recompensa. Personalmente me quiero alejar de eso lo más posible… pero ganando bien… lo sé… es difícil ese equilibrio, solo los futbolistas y uno que otro afortunado. 


Hoy en día soy 50% soñador y 50% pragmático. Ya no creo que seguir tus sueños sin reparar en nada más te vaya a dar la autorrealización deseada (con la excepciones antes dichas); pero soy consciente de que si no alimento esa faceta soñadora, sentiré que me doy la espalda a mi mismo. Ya me pasó una vez en mis años de diseñador de tiempo completo, ya no me pasará otra vez. Ahora mi niño interno puede salir a jugar. 


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