lunes, 9 de enero de 2012

TU MOMENTO MÁS FELIZ






Son pocas las personas que tienen un listado de eventos importantes en su vida. Una prueba de esto es el proceso de selección que harás con la pregunta que te formularé a continuación, la cual estoy seguro que te tomará unos segundos en contestar: 

¿CUÁL ES EL MOMENTO MÁS FELIZ DE TU VIDA?

Debería ser obvio que un recuerdo tan especial estaría en la "repisa" más importante de tu mente, en el lugar que queremos que todos vean al entrar a nuestra casa y al que podamos acceder de inmediato siempre que lo necesitemos. 

Si quieres, comparte el momento más feliz de tu vida en la sección de comentarios, me dará gusto leerlo.

Para abrir el diálogo, yo te comparto mi momento más feliz. No fue cuando tuve mi primera novia, aunque fue increíble; no fue cuando recibí mi título como licenciado, aunque me llenó de orgullo; no fue cuando tuve mi coche propio; ni en mi primer beso. 

Para compartirte aquel momento, primero tengo que darte un contexto. 

En México tenemos reglas muy estrictas para el uso de nuestra bandera. No somos como los estadounidenses que la usan en todos lados, en camisetas, en bikinis, como pañoleta en la cabeza, como capa y hasta en uno que otro súper héroe. 

Parte de esa cultura cívica se refleja en las escuelas, donde cada lunes ocurre una ceremonia que le llamamos "Homenaje a la bandera", en la que una escolta conformada por 6 estudiantes, hace un recorrido marchando en medio de todos sus compañeros. La ceremonia incluye cantar el himno nacional y repetir a una voz un juramento de lealtad al país. Tradiciones heredadas de un México antiguo y bélico que poco tienen que ver con nuestra realidad actual, pero que le dan un folclor especial. 

Pues yo era parte de esa escolta, y junto con mis 5 amigos, los cuales también éramos los mejores amigos, practicábamos mucho para ser la mejor escolta de la escuela y así poder participar y ganar un concurso de las escoltas donde concursaban las escuelas de la ciudad. Si han visto la película de "pequeños gigantes", pues es algo así, pero en vez de base ball, escoltas. 

Era muy raro que nos gustara marchar, porque generalmente era algo que le gusta a las mujeres que suelen ser más dedicadas comparadas a  los hombres que solo nos interesa jugar fútbol en el patio. Pero eso nos daba doble ventaja, ya que teníamos el factor "único" y el factor "marcialidad" que un un hombre exhibe con más notoriedad que una mujer. 

Nos enfrentamos a inconvenientes, por ejemplo, un profesor que no nos hacía caso, con todo y que nosotros le decíamos que queríamos clases extra para mejorar, incluso un día llegó con aliento bastante alcohólico… pero al menos llegó, la verdad no ayudó demasiado. Tanta era nuestra insistencia de lograr ser la escolta oficial de la escuela, que la directora tuvo que hacer un concurso interno para decidir legalmente que escolta era mejor. Al final, perdimos; cosa que sorprendió hasta a las que nos ganaron y a nosotros nos frustró. Casi desistimos. 

Todo eso que te cuento fue en la secundaria (ESO), al pasar al bachillerato éramos la única escolta en ese nivel, así que no había contra quien competir. Fuimos al concurso y perdimos. Ya sabes como es esto del camino a la gloria, hay peleas, risas, enfermedades y obstáculo tras obstáculo y mucha desilusión; pero estábamos empecinados en ganar. 

En el segundo año del bachillerato "tiramos toda la carne al asador", hasta nos hicimos nuestro propio uniforme, parecíamos meseros (camareros) pero estábamos orgullosos. Practicamos como locos. Si hubieran existido los teléfonos móviles con cámara en el año 2000, hubiéramos grabado nuestros entrenamientos para corregir errores milimétricos paso por paso. Hasta les pedimos a nuestras eternas rivales que nos observaran para corregirnos.

Llegó el día del concurso y esta vez aspirábamos a alcanzar un tercer lugar como nuestro máximo logro. En tres concursos de menor importancia en los que concursamos ese mismo año, no habíamos quedado nada bien; pero habíamos mejorado mucho a base de perder clases… lo cual le da un poco de sentido al hecho que nos gustara tanto practicar y practicar, aunque sea bajo el sol del medio día. Llegó el momento de nuestra participación e hicimos nuestro mejor esfuerzo, resolvimos emergencias en medio de la presentación de manera magistral. No había nada que objetar, habíamos entrenado mucho y habíamos entregado todo en nuestra participación. 

Por fin llegó el momento de la premiación. Todos los participante estábamos sentados juntos. El sonido era el clásico en los gimnasios; no se entendía nada. Veíamos a todas la chicas de otras escoltas tomadas de las manos cual participantes de miss universo; nosotros no lo hacíamos porque somos machos, meseros, ¡Pero machos! Pero eso sí, a mi me corroian los nervios como ácido empezando por el estómago y llegando hasta las extremidades. No podía dejar de bostezar, ese es signo de que estoy muy nervioso. 

Entre balbuceos dijeron desde la mesa de los jueces.: "Y el tercer lugar es para la escuela…. ¡Alguna otra que no es la de David!" (no fue lo que dijeron, pero fue lo que yo escuché). Allí nos derrumbamos, sabíamos que hicimos un gran papel, pero no para superar un tercer lugar. Nos miramos con una tristeza silenciosa que no era necesario interrumpir con palabras. Eso era todo, si no era tercero, no era nada.

Resignados esperamos el resto de la premiación. La esperanza es lo último que muere. 

Más balbuceos salían de los altavoces del gimnasio y luego: "El segundo lugar es para la escuela… ¡De David!" (Una vez más no dijeron eso, pero en mi mente, eso sonó). Los 6 nos levantamos de un salto de nuestras sillas como si hubiéramos anotado el gol que nos hiciera ganar la final del mundial de fútbol. El festejo fue mayor que el de las chicas que ganaron el primer lugar, porque nuestro segundo era más de lo que esperábamos. De la escala del 1 al 10, obtuvimos un 11 en nuestra expectativa. 

Nos abrazamos con la brusquedad que vez en la televisión cuando los compañeros de equipo felicitan al que anotó el gol. Creo que la gente que veía el evento y nuestros contrincantes sintieron una de dos cosas: o nos odiaron por payasos, o les dimos risa, también por payasos. Casi me caigo porque de la emoción no vi un escalón pequeño. Hicimos las estupideces dignas de los adolescente que éramos, como besar el trofeo, pero asegurándose de no hacerlo donde tu compañero besó, porque… ¡Somos machos! Las ganadoras del primer lugar llegaron a felicitarnos, estaban muy guapas por cierto. Creo que les caímos bien por nuestras payasadas. 

Ese fuego que explotó en el estómago y me llenó de endorfinas ha sido único. Nunca lo he sentido de nuevo, nunca una sonrisa me duró tanto. Nunca tuve un viaje de regreso con mis compañeros donde nos reíamos con solo mirarnos, con la misma comunicación visual con la que nos transmitimos tristeza al no ganar el tercer lugar. Eramos como niños disfrutando nuestra travesura. 3 años de esfuerzo y luchas habían llegado a su clímax. Ya podíamos morir en paz. 

 El festejo continuó en un bufete de pizzas, cerdeamos a nuestras anchas; era nuestro momento, ahí con nuestros uniformes de meseros, ahí con nuestra sonrisota en la cara y salsa inglesa en los dedos. 

El siguiente año ganamos el segundo lugar otra vez, esta vez no fue un estallido de alegría porque esperábamos el primero, y hubiera sido así de no ser por un error en una vuelta, un tonto error en un recorrido que nos sabíamos de memoria… pero bueno, como apareciera en la película de Casablanca: "Siempre nos quedará París", a mi y mis amigos siempre nos quedará el segundo lugar de segundo de preparatoria; por mucho, uno de los mejores años de mi vida.

Reto a mi destino a que intente superar aquella alegría.   


11 comentarios:

Insuni dijo...

Ahora si que... que te digo XD que padre recuerdo me dejas pensando pero por algún motivo en vez de almacenar en mi memoria momentos de una euforia como la que describes me vienen a la mente días, semanas o incluso épocas completas de una alegría un poco más reservada, muchas de las cuales se pelean por el nombre de "el momento más feliz de mi vida" y estan organizadas mas bien por nombres como la noche mas divertida, el mejor viaje, la mejor escapada y cosas así ;)

David Park dijo...

Pues también estaría interesante leer una de esas cosas, como "Tu noche mas divertida", etc. Aunque no seas la máxima alegría de todas.

Anónimo dijo...

Dudo mucho que vuelvas a experimentar algo parecido, yo no lo llamaría "momento más feliz" más bien "momento de un chute de neurotrasmisores" jejejejej a eso añadirle, la revolución hormonal propia de un adolescente pues obtienes una gran mezcla propia de las competiciones =), creo que si quieres volver a sentir algo parecido pues tendrás que ponerte a practicar algun deporte de riesgo, eso dispararía a los diversos tus diversos neurotrasmisores =).

Estoy de acuerdo con el comentario anterior, yo no tengo un "MOMENTO feliz" tengo varios momentos felices, dias o noches, viajes...

Gery =)

David Park dijo...

Gracias por aaaarruinar mi post y mis experiencias!!!!!!

Jeje, no es cierto. Es verdad lo que dices. También tuvo que ver que era algo en equipo, eso siempre aumenta la emoción al hacer algo y lograr un triunfo. Es raro que tu momento más feliz se a estando solo.

Un abrazo Gery!

Insuni dijo...

Por que sería raro que un momento feliz sea estando sólo??? Muchos de mis momentos felices han sido estando sola :P

David Park dijo...

Pues cuenten!

LIttle Ms GG dijo...

Gracias por compartir. Yo también fui parte de la escolta.

David Park dijo...

¿Quién eres?

Anónimo dijo...

Super genial! Soy tu fan!

David Park dijo...

Gracias =D

¿Y quién eres?

Anónimo dijo...

Lo repito, soy tu fan!, y de lo que he leido de tus post, este sigue siendo mi favorito, es verdaderamente maravilloso.

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